sábado, 12 de noviembre de 2011

Continuación de "El criado y el mercader"


-No era una amenaza, simplemente un aviso, un aviso que se puede materializar, si esta misma noche viaja a Ispahán.

-¿Por qué? – preguntó el mercader-, ¿Por qué no le puedes perdonar?, es un criado fiel y servicial.

-Una persona puede ser fiel y servicial, pero nunca se está exenta de esquivar a la muerte.

La Muerte, desapareció sin que el mercader pudiese hacer nada por convencerla.
En ese mismo instante, el mercader, partió con otro de sus caballos a Ispahán, con la intención de llegar antes que el criado, para así poder salvar su vida.

Horas después, el mercader, consiguió alcanzar a su criado, a las puertas de Ispahán. Cuando lo encontró, le intentó contar lo sucedido, pero de repente, la Muerte se presentó delante de ellos.

-Te lo avisé – le dijo la Muerte al mercader –, estaba en tus manos la vida de tu criado, y no has sido capaz de aprovecharlo. A la Muerte, no la puede esquivar nadie, tarde o temprano se cumplen las amenazas.

El mercader, destrozado por las palabras de la Muerte, abrazó a su criado, que yacía tendido en el suelo, a las puertas de Ispahán bajo una intensa lluvia.

El Mercader, destrozado, no soportó su sentimiento de culpabilidad, y se quitó la vida, quedando tendido al lado del cuerpo del que había sido su fiel criado, hacía más de veinte años.

2 comentarios:

  1. No comprendo la razón para sentirse culpable (¿porque su caballo ha corrido más despacio?...) el mercader, tampoco que le lleve al suicidio, deberías dar algún tipo de explicación más convincente en las primeras líneas, o cambiar el final.

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  2. La verdad es que viéndolo así no le falta razón. No quería extenderme demasiado y al final me quedé demasiado corto.

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